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La mitad más uno en Internet
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JUVENILES
Pablo Doffo

Pablo Doffo juega en la
Sexta, pero se sacó el gusto de debutar en Reserva. "Me lo tomo con calma, pero
nunca sentí algo igual", acepta.
Pablo Doffo tiene 17 años.
Es de La Carlota, Córdoba, y cursa Quinto año en el Hipólito Yrigoyen de La Boca. Buen
alumno y responsable. Este año se pasó de Comercial a Bachiller y lleva bien la carrera.
Pero lo más importante, al menos en esta historia que lo tiene como protagonista, es que
en los últimos días dio un salto importante en su vida deportiva: debutó en Reserva
ante Unión por la segunda fecha del Apertura. "Lo tomo con gran satisfacción. Es
algo que jamás me había pasado, fue lo más lindo que me dio el fútbol. No me imaginaba
que se me iba a dar tan pronto. Soy consciente de que soy muy chico", cuenta.
El miércoles pasado, Pablo jugó en Sexta con Racing y se comió la cancha. Nada había
cambiado. "El hecho de volver a jugar en mi categoría fue lo más normal para mí.
Soy jugador de Sexta y en todo caso lo extraño fue haber jugado en Reserva. Alves me dijo
que me tomara estas cosas con calma, que soy chico y que tengo que ser inteligente y no
creérmela. Y tiene razón", explica este volante central que se inició a los 6
años en el Club Jorge Rossi de La Carlota, un pueblo del sur de Córdoba a 100
kilómetros de Río Cuarto.
Un día, allá por el 96, Jorge Griffa fue al pueblo de Doffo. El encargado de las
Inferiores de Boca quedó deslumbrado y el pibe enseguida viajó a Buenos Aires. "El
primer año me costó mucho adaptarme. Es duro abandonar a tu familia, tus amigos y
cambiar las costumbres. Por suerte acá se armó un grupo bárbaro", dice.
El padre de Pablo, Eduardo, está enloquecido. Su sueño siempre fue jugar al fútbol,
"pero su familia no se lo permitió y ahora ve reflejado en su hijo lo que él no
pudo ser", agrega Pablo, quien no para de recordar el partido con Unión:
"Sentí algo muy fuerte cuando salí a la cancha. Se me cruzaron muchas cosas por la
cabeza. Desde cuando era chiquito y estaba en mi pueblo hasta ese momento en el que jugaba
ante 15.000 personas y con la camiseta de Boca. Nunca sentí una alegría semejante".
En sus primeros pasos en la Reserva, Doffo contó con el apoyo de varios chicos que
conviven con él en la pensión -su habitación es la 10 y la comparte con José María
Pastorutti, Germán Gianoglio y Pablo Romero-. "Burdisso, Bazzi... Todos me hablaron
un montón, me dieron confianza y me hicieron sentir seguro. Igual, en Reserva tenés más
espacio para jugar, se hace menos trabado. Aunque se empareja la fuerza y el juego. Tal
vez aumenta la presión, pero Boca te exige siempre, en cada práctica", analiza y
enseguida asombra cuando habla de sus modelos de jugador: "La verdad, me gustaría
ser la mitad de lo que son Battaglia y Pinto, como jugador y como persona. Son tipos
excelentes".
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